Si tuviéramos que resumir a únicamente 3 cosas que los padres debemos de hacer en la crianza para que sea efectiva y eficiente serían:
1. Empatía – aprender a validar, reconocer, nombrar, gestionar y comunicar nuestras emociones para poder acompañar las de nuestros hijos.
2. Empoderamiento – valorar los pequeños pasos que se dan el aprendizaje, disminuir el control y permitir que los niños exploren y aprendan.
3. Apoyo – alentar a que crean en si mismos y a que desarrollen su propio potencial.
Muchos de nosotros nos saltamos de la empatía al apoyo, creemos erróneamente que debemos evitarles cualquier malestar, obstáculo o incomodidad, que ante la más mínima muestra de llanto o de enojo tenemos que ir al rescate, nuestra postura se estanca en la empatía:
¿Esta muy díficil verdad? deja, yo me encargo
¡Pobrecito! no te preocupes, yo lo resuelvo
Dejamos fuera de la ecuación el empoderamiento y como consecuencia les bajamos la autoconfianza y el autoestima. Las habilidades se forman de a pocos, no de la noche a la mañana como muchas veces nosotros quisiéramos.
Empoderar implica creer en el otro, en sus capacidades de aprendizaje y de recuperación de los errores. Apoyar quiere decir alentar, sin alabar, cada pequeño progreso que se logra.
Combinando estás 3 características: empatía, empoderamiento y apoyo, logramos desarrollar habilidades de vida.
Por medio de la disponibilidad emocional del adulto y de su presencia influimos en el comportamiento de los chicos.
Recordemos que es por medio de una relación segura, estable y cálida que logramos independencia y adultos maduros.
